giovedì 13 giugno 2013

Nefandezze britanniche nella colonia delle Malvinas

 Malvinas: David Cameron oculta los crímenes de Mount Longdon
 Teniente General Sir Hew Pike
Teniente General Sir Hew Pike.

David Cameron está encubriendo crímenes de guerra que manchan el honor del Ejército Británico. El ahora Teniente General Británico Sir Hew Pike, permitió crímenes sobre soldados prisioneros, después del combate. Recuerdos en vísperas de del 31er aniversario de la gloriosa defensa argentina.

Prisioneros argentinos asesinados después del combate

Terminado el combate de la noche del 11/12 de junio de 1982, en Mount Longdon, Malvinas, ocurrió lo siguiente: “…y encontramos a un grupo de cinco o seis efectivos que estaban golpeando a unos argies”(argentinos) que gritaban. A uno le dieron con la culata en plena cara… A pocos metros otro tipo le clavaba la bayoneta a un “argie”. Descargó todo el peso del cuerpo sobre el fusil para que la bayoneta se metiera bien adentro.”

Estas frases del libro “Viaje al Infierno” del Cabo Vincent Bramley veterano del 3er. Batallón de Paracaidistas Británico, son demostrativas de los crímenes de guerra cometidos por efectivos de este cuerpo militar durante el combate de Mount Longdon, en Malvinas. Este testigo presencial continúa diciendo:”Miramos al suelo, era un “argie” herido. Me miraba fijo, tal vez suplicando, preso de dolor.
-¡Apártese!- gritó el sargento Pettinger.

El sargento le apuntó y le pegó dos tiros en la cabeza.
Lo trató como si fuera una pelota de fútbol…”
En su segundo libro “Los Dos Lados del Infierno”, Vincent Bramley aporta testimonios de soldados argentinos: “Al llegar a la cima nos encontramos con el Cabo Pedemonte que estaba herido. No pudimos auxiliarlo, nos escondimos detrás de unas rocas, y desde allí vimos que los ingleses lo golpearon y le ordenaron que se quitara el casco. De pronto, uno saca una ametralladora y le tiran cinco balazos en la cabeza. Nos miramos y pensamos: está muerto.”
Estos párrafos del libro del Cabo Vincent Bramley, que fue uno de los combatientes del 3er. Batallón de Paracaidistas en Mount Longdon, son descriptivos de violaciones de la Convención de Ginebra sobre trato a los prisioneros de guerra. Las tropas argentinas pertenecían al Regimiento 7 de Infantería y contaba con refuerzos de infantes de marina. Todos defendieron heroicamente sus posiciones. Esto fue atestiguado por el Comandante en jefe de las Fuerzas británicas, Mayor General Sir John Jeremy Moore, quien declaró, “no pensábamos que estos muchachos nos iban a dar tanto trabajo”.


Otros testimonios

El de Bramley, no es el único testimonio británico de los crímenes de guerra cometidos por paracaidistas británicos. En otro libro posterior, en 1996, también escrito por británicos, “Green Eyed Boys” de Adrian Weale y Christian Jennings, cita declaraciones del Capitán Tony Mason, según las cuales este le había dado la orden al ahora Sargento Gary Sturge, que enterrara a 23 soldados argentinos, caídos en el combate de Mount Longdon. Sturge encontró a un soldado argentino herido en una pierna, a quien apartó y a pesar que el argentino le mostraba un crucifijo que llevaba en el cuello implorándole que no lo matara, le disparo un tiro de pistola en la cabeza.
Debemos tener en cuenta que estos asesinatos no se cometieron en el fragor del combate, sino después de este, sobre soldados argentinos ya prisioneros de guerra indefensos, que manifestaban una actitud pacífica.


Scotland Yard reconoció evidencias de los crímenes

Ante las denuncias publicadas en el libro de Bramley, Scotland Yard investigo las mismas. “La investigación, fue conducida por el Detective Superintendente Alec Edward con detectives de la Escuadra de Crímenes, fue hecha por Scotland Yard. La misma comenzó después que Vincent Bramley, alego en el libro citado, que prisioneros argentinos habían sido ejecutados después de la batalla por Mount Longdon” (Por Isabel Hilton en “The Independient”, Saturday 27 March 1993). Después de las mismas, Scotland Yard recomendó “que no haya juzgamientos”, a pesar de que reconoció “la existencia de evidencias suficientes”. (Diario ”El Popular”, 7 de febrero de 1994, Pág. 6) y el alto mando militar británico presionó para que no se investigue.


Investigación argentina confirma los crímenes

En el año 1993 se formó en Argentina, la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra Británicos en el conflicto armado del Atlántico Sur. Julia Solanas Pacheco, integrante de la comisión que investigó posibles asesinatos de soldados argentinos, declaró que se cometieron “graves violaciones”, por parte de las tropas británicas; entre ellas “el asesinato de soldados heridos” (“La Prensa” , 7 de febrero de 1994, Pág. 4). Solanas Pacheco dijo, también, que pudieron comprobarse las identidades de “unos cuantos soldados argentinos ejecutados, pero de otros no se saben los nombres, pero los sobrevivientes vieron los cadáveres, aunque no las caras” (“La Nueva Provincia”, 7 de febrero de 1994, Pág.2). La conclusión de la comisión investigadora argentina fue que se trató de asesinatos y no de fusilamientos, puesto que la Convención de Ginebra “considera como fusilamientos sólo los casos en que hubo un juicio sumarial previo a la ejecución”. (“La Nueva Provincia”, Op. Cit.).

Asimismo, la Asoc. Civil Combatientes en Malvinas de Buenos Aires solicitó al Congreso de la Nación la reactivación de la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra en Malvinas, además de instar a la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación, a cargo del Dr. Eduardo Luis Duhalde, para que produzca un Dictamen sobre la pertinencia de que el Estado Nacional acuda como Alta Parte Contratante ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, para reclamar la investigación.
Y siguen las denuncias. Otras similares fueron hechas sobre asesinatos de prisioneros argentinos después del Combate de la Pradera del Ganso, en esa oportunidad por parte de efectivos del 2do batallón de Paracaidistas Británico.
Al parecer los paracaidistas se contagiaron de sus enemigos de la SS en Arnhem, (1944) que fusilaban a los prisioneros.


Pike, Pettinger, Sturge, Mason: ¿Asesinos?

En conclusión, tenemos nombres de algunas de las víctimas y al menos de dos acusados de asesinato, el Sargento Pettinger y el Sargento Gary Sturge y la responsabilidad que en su condición de jefe del 3 PARA, le cave al entonces Teniente Coronel Hew Pike, ahora Teniente General retirado, quien no puede haber ignorado los crímenes y que podría haberlos evitado.
Son crímenes de guerra violatorios de la Convención de Ginebra de 1949, pero además de acuerdo a los tratados internacionales vigentes. Crímenes de lesa humanidad y en consecuencia también responsabilidad de los jefes británicos como el citado, que no pudieron ignorar los mismos y ni siquiera los investigaron. Los crímenes han sido denunciados ante el Congreso de la Nación, ante la Justicia Federal de Río Grande, ante la Presidente de la Nación y ante el fallecido Secretario de Derechos Humanos de la Nación Dr. Eduardo Luis Duhalde.


David Cameron conmemora los crímenes

Mientras tanto el Primer Ministro Británico David Cameron continúa conmemorando los asesinatos aberrantes del 3PARA y el 2PARA. Debemos aclarar que otras unidades del Ejército Británico y Marines, en general se comportaron caballerescamente, pero los paracaidistas asesinaron a prisioneros indefensos después del combate.
Nos queda un interrogante. ¿Participa de estas celebraciones en Londres de los aniversarios de la guerra de Malvinas, el ahora Teniente General Sir Hew W. R. Pike KCB, DSO, MBE, sospechado de crímenes de guerra, de lesa humanidad? ¿Cuál de estas condecoraciones le fue otorgada por los crímenes de Mount Longdon?
Este caballero del imperio y el silencio de David Cameron, hace cuestionar el honor de las fuerzas armadas británicas, que en otros combates demostraron una caballerosidad que el entonces Teniente Coronel Hew Pike, estuvo lejos de hacer mantener a sus paracaidistas.
En contraste, los que nos sentimos argentinos, nos enorgullece el heroísmo y caballerosidad del Capitán de Fragata, Infantería de Marina, Pedro Edgardo Giachino, muerto heroicamente en combate y de sus buzos tácticos, que recuperaron la gobernación de las islas, sin ocasionarles una sola baja a las tropas británicas que la defendieron y a las cuales trataron más como camaradas que como prisioneros.

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